Con inmensa tristeza me veo en la necesidad de hacer esta última publicación del año. La razón, el lamentable estado de la planta física de la sede Mariscal Robledo. Pareciera que sus 71 años, fueran tantos que yo no pueda sostenerse en pie, pues sus vigas y columnas se están partiendo y resquebrajando poco a poco.
El invierno hace su parte, pues la sede se encuentra en un barranco haciendo que la escorrentía de las lluvias debiliten las estructuras de la escuela; igual suerte ocurrió con la portada, la cual se derrumbo esta semana después de un fuerte aguacero.
De no prestarse la debida y oportuna atención, este podría ser el fin de la sede Mariscal Robledo.
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