DESEMPEÑO: Refuerza el proceso
de la multiplicación trabajando sus partes y procedimiento.
TIEMPO DE EJECUCIÓN: 1 clase
Realicemos la lectura “Los pájaros cautivos”.
Respondemos las preguntas en la clase.
Pasaba muy poco tiempo de la cuarta hora cuando dejamos la hostería y
tomamos el camino de la casa de Mauricio.
Guiados por el siervo amable y diligente, atravesamos rápidamente las
calles tortuosas del barrio de Belén y llegamos a un lujoso palacio constituido
en medio de un atractivo parque.
Una gran jaula llena de pájaros, parecía ser la pieza más importante
del jardín. Había allí aves de canto exótico, formas singulares y rutilante
plumaje. Algunas, de peregrina belleza, pertenecían a especies desconocidas
para mí. Nos recibió, muy cordialmente, el dueño de la casa llegando a nuestro
encuentro desde el jardín. Le acompañaba un joven moreno, flaco, que no
demostró demasiada amabilidad en su comportamiento.
–¡Vaya! ¿Así que es ese el calculador? Observó subrayando sus palabras
con un tono de desdén. ¡Qué buena fe tienes, querido Rey! ¿Y vas a permitir que
un mendigo cualquiera se acerque y dirija la palabra a la bella Princesa?
El Rey, molesto por la actitud poco delicada de su amigo, dijo:
–Perdona, Calculador, el juicio precipitado de mi primo Rafa. ¿Él no conoce y,
por tanto, no puede valorar debidamente, tu capacidad matemática, y está más
preocupado que cualquier otro por el futuro de la Princesa? –¡Respóndeme, “Calculador”! ¿Cuántos pájaros hay en esa pajarera?
Benito Sarmiento se cruzó de brazos y se puso a observar con viva
atención el vivero indicado. Sería prueba de locura –pensé yo– intentar contar
los pájaros que revoloteaban inquietos por la jaula, saltando con increíble
ligereza de una percha a otra. Se hizo
un silencio expectante.
Al cabo de unos segundos, el calculador se volvió hacia el generoso Rey
y le dijo: –Os ruego, ¡oh Rey!, que mandéis soltar inmediatamente a tres de esos
pájaros cautivos; será así más sencillo y agradable para mí anunciar el número
total...
El Rey, intrigadísimo con la inesperada petición del Calculador, hizo
venir al encargado de la pajarera y dio orden de que liberaran a tres lindos
colibríes que volaron raudos hacia el cielo. –Ahora hay en esta pajarera, declaró Benito en tono pausado, cuatrocientos noventa y seis pájaros.
–¡Admirable!, exclamó el Rey con entusiasmo. ¡La cifra exacta! ¡Y Rafa
lo sabe! Yo se lo dije: medio millar exacto había en mi colección. Ahora,
libres los tres que soltamos y un ruiseñor que mandé a Moscú, quedan 496…
–Acertó por casualidad, refunfuñó Rafa con gesto de rencor. El Rey,
instigado por la curiosidad, le preguntó a Benito: –¿Puedes decirme, amigo, por
qué preferiste contar 496, cuando tan sencillo eran sumar 496 + 3, o decir
simplemente 499?
–Te lo explicaré ¡oh Rey!, respondió con orgullo Benito. Los
matemáticos procuran siempre dar preferencia a los números notables. El número
496 es un número perfecto.
–¿Y qué quiere decir un número perfecto?, preguntó
el Rey. ¿En qué consiste la perfección de un número? –Número perfecto, explicó
Benito, es el que presenta la propiedad de ser igual a la suma de sus
divisores, excluyéndose claro está, de entre ellos el propio número. (...) Así,
por ejemplo, el número 6 es perfecto. Los divisores de 6 –menores de 6– son: 1,
2 y 3 cuya suma es 6.
El rencoroso Rafa sin querer oír las nuevas explicaciones de Benito, se
despidió del Rey y se retiró mascullando con ira, pues no había sido pequeña su
derrota ante la pericia del Calculador. Al pasar ante mí me miró de soslayo con
aire de soberano desprecio. –Te ruego, ¡oh calculador!, se disculpó una vez más
el noble Rey, que no te sientas ofendido por las palabras de mi primo Rafa. Era
evidente que el inteligente Benito no quería causar molestias al Rey, y
respondió, lleno de mansedumbre y bondad:
–Le estoy muy agradecido, sin embargo, al rudo Rafa, y no le guardo el
menor resentimiento. Su turbulento carácter me ha proporcionado ocasión de
practicar nueve actos de caridad.
–¿Nueve actos de caridad?, se sorprendió el Rey. ¿Y cómo fue eso?
–Cada vez que ponemos en libertad a un pájaro cautivo, explicó Benito,
practicamos tres actos de caridad. El primero para con la avecilla,
devolviéndola a la vida amplia y libre que le había sido arrebatada, el segundo
para con nuestra conciencia, y el tercero para con Dios…
–Quieres decir entonces que si yo diera libertad a todos esos pájaros
de la pajarera…
–Te aseguro que practicarías, ¡oh Rey!, mil cuatrocientos ochenta y ocho actos de elevada
caridad… exclamó Benito prontamente, como si ya supiese de memoria el producto
de 496 por 3.
Impresionado por esas palabras, el generoso Rey determinó que fuesen
puestas en libertad todas las aves que se hallaban en la gran jaula. Los siervos y esclavos quedaron asombrados al
oír aquella orden.
a) ¿Qué personajes encontramos
en “Los pájaros cautivos”?
b) ¿Qué números
mencionó Benito?
c) ¿Cuántos pájaros
liberó inicialmente el Rey por petición de Benito?
d) ¿Cómo convenció Benito al Rey para liberar a
todos los pájaros?
Completemos las siguientes tablas de acuerdo a la
información del cuento.
a. Por cada ave se realizan dos obras de caridad.
b. Por cada ave se realizan tres obras de caridad.
Vamos a profundizar en el aprendizaje leyendo sobre
¿Qué es el doble y el triple?
Encontremos los números que hacen
falta, donde el número de arriba es la suma de los dos de abajo es decir dos
veces el mismo numero o el doble de.
ACTIVIDAD
2. Completa las secuencias según la
clave.
ACTIVIDAD 3. Observa cuantos huevos hay en cada fila. Completa la información
siguiente la secuencia de 5 en 5. Luego calcula las multiplicaciones.
ACTIVIDAD 4. Observa las siguientes situaciones y escribe las
multiplicaciones para cada caso. Guíate por el ejemplo.
OBSERVACIONES. Envía evidencia fotográfica de tu trabajo.
Profundiza en tu aprendizaje desarrollando las
siguientes actividades en línea.
Doble
y triple
Tablas de multiplicar contrarreloj.
Ejercicios de multiplicación.
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