El 18 de septiembre comprendimos la importancia del trabajo de los compañeros, sobre todo el nivel de compromiso para desplazarse día a día hasta sus lugares de trabajo, sorteando toda clase de dificultades: animales en las vías, mal estado de las carreteras, las inclemencias del clima y la inseguridad.
En el recorrido, se vio con gran tristeza, como el campo paso de verde a café, pues todos sus pastizales estaban secos por el fuerte verano.
También pasamos por la antigua escuela, la cual años atrás fue desalojada porque estaba en zona de alto riesgo.
Con el animo de observar y compartir una clase, viajamos lasta la sede José María Córdoba, ubicada en la Vereda El Guayabo, y siendo esta una de las sedes mas alejadas de la Institución.
Después de viajara en un jeep Willis por cerca de una hora y ante una carretera en pésimas condiciones, llegamos a la sede, donde el profesor Carlos Andrés Garzón, nos estaba esperando en compañía de sus estudiantes. Al poco rato de haber llegado, nos deleitaron con un delicioso desayuno campesino, preparado con la colaboración de algunos padres de la comunidad.
Después de disfrutar del desayuno, nos dividimos en dos grupos: unos que observarían la clase del profesor y el otro que trabajaría con el tutor Alfonso Navarro sobre los fundamentos de la Escuela Nueva.
La clase del profesor Carlos Andrés, se abordo desde un enigma moral y sobre este los niños tomaron posiciones de aceptación o rechazo frente al dilema abordado. Para ellos se dividieron en grupos de trabajo según su posición. En el grupo, se elegiría un líder que registrara los por qués de su posición; este líder socializaría al grupo en general los comentarios del grupo.
Después de la clase, los docentes observadores dialogaron con los estudiantes sobre sus intereses, inquietudes y necesidades o sueños futuros. Se evidenció en los niños y niñas gestos de gusto por la actividad y se destacó su deseo de hablar y participar sin ningún temor o vergüenza.
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