Para integrar a los niños que apenas empiezan su proceso de formación en la sede Mariscal Robledo, realizamos una actividad de reconocimiento del Sendero Ecológico Escolar y de los elementos constitutivos de este, ademas de hacerlos parte de esta experiencia ambiental.
Para ellos esta actividad era nueva. Se inicio con la lectura de la fabula, construida por unos de los estudiantes que ya han pasado a la secundaria.
LA VIDA FELIZ DE PIZAMO
Había una vez un lindo Pìzamo
en un sendero ecológico escolar. Él era el mayor de todos los arboles del
sendero, y por ser el mayor tenía muchos hermanos y amigos; quienes
aprovechaban los días soleados para abrazarse, reírse y jugar con las aves.
El lindo Pìzamo junto a sus
hermanos se llenaba de flores de color naranja que después dejaban caer cual
alfombra, para adornar el suelo de lindos colores. Todos los arboles del
sendero vivían muy orgullosos del lugar tan bello que tenían; se sentían muy
bien de cuidar sin pelear a todas las especies de animales del lugar.
Cada día, Pìzamo era más
feliz, por el lugar tan importante que tenía en el sendero que era al lado de
la cañada que le brindaba agua fresca para poder resistir cualquier fuerte
verano. Pìzamo hablaba y compartía con los samanes, mandarinos, balsos,
mamoncillos, mangos y demás plantas del sendero.
Un día, Pìzamo fue
despertado por el fuerte rugido de un motor. A lo lejos se escuchaba caer grandes árboles que están siendo cortados para ser quemados y convertirlos en
carbón. Sintió mucho susto pensando que pronto llegaría su momento de ser
cortado y quemado.
Lo que Pìzamo no sabía, era
que los niños de la escuela tenían la misión de proteger el ambiente de su
comunidad y empezaron a cuidar las plantas y animales del lugar, salvando de
esa forma la vida de Pìzamo, quien cada día se ponía más grande y fuerte.
Sus días más felices eran
cuando los niños de la escuela venían a cuidarlo y a visitarlo y le demostraban
el amor que le tenía, haciéndolo sentir seguro. También le gustaba mucho cuando
le caía agua del cielo, para bañar sus hojas y poder ponerse fuerte para darles
comida a todas las aves.
Moraleja. Debemos sentirnos
orgullosos del lugar que ocupamos bien sea en la familia o en la escuela,
porque allí somos importantes para los demás.
Después de la lectura, fuimos con los niños a saludar a Pìzamo.